LIBROS: K2 – EL NUDO INFINITO – Sueño y destino

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Las historias que se entrecruzaron el verano boreal de 1986 en el K-2, (o Chogori) la segunda montaña más alta del mundo (y, según todos los testimonios, más dificultosa que el Everest), son relatadas por el autor con las características de la tragedia -es decir, desde el comienzo sabemos que el destino de los participantes está ya determinado- pero con la particularidad de hacerlo en primera persona. Kurt Diemberger (54 años), el autor, viejo montañés y cineasta austríaco, encaraba por tercera vez "la montaña de su vida" junto a su compañera de cordada y de equipo de filmación, Julie Tullis (46), la primera inglesa en escalar un ochomil, y con la misma fibra y determinación que su coequiper. Norteamericanos, italianos, austríacos, polacos, vascos y coreanos conformaron las diversas expediciones que ese año coincidieron cubriendo de carpas el campo base en la morrena del Glaciar Godwin-Austen, desde donde se disponían a atacar por diversas rutas el sueño que los unía. Los casi veinte años pasados desde entonces no han desactualizado el libro, ni lo han vuelto menos interesante.

Todos, excepto los coreanos, lo hacían según el estilo alpino, sin oxígeno ni porteadores de altura. De los montañistas que participaron, 27 hicieron cumbre; para tomarle el peso a esta cifra, hay que tener en cuenta que en los treinta años previos, sólo 39 lo habían hecho. Pero, a la altísima tasa de riesgo que tenía la montaña (12 víctimas), se sumaron 13 más en diversos episodios: por cada dos escaladores que hicieron cumbre, uno no volvió.

Pero el libro se lee como algo más que una tragedia anunciada: es un apasionante relato de montaña, desde el privilegiado punto de vista de los treinta años de experiencia del autor, con magníficas fotos, mapas y esquemas explicativos; es un balance y advertencia desde los resultados de la experiencia, para conocimiento y valoración de quienes se aventuran a la "zona de la muerte" por encima de los 8000 metros de altura (resistieron 10 días allí); es -como todos los relatos de estas tragedias- un intento de explicar y justificar los hechos, aventar críticas, y tratar de expresar lo inexpresable: qué

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Pelbe, el Nudo Infinito

lleva a tomar decisiones que, desde lejos y desde abajo, parecen increí­bles.

Y por último, es también un sentido homenaje a su compañera de cordada, haciendo evidente el profundo sentimiento que los unía: habían filmado juntos en el Broad Peak, en el Nanga-Parbat, en el Everest, en el K-2 dos años antes; habían ganado premios internacionales con sus películas; habían registrado documentos etnográficos en valles y selvas del Tibet y Sinkiang (China).

Tenían en esta montaña un sueño; y un destino, como lo expresa el título del libro, que los llevaron a desandar "el nudo infinito", uno de los ocho símbolos de la suerte en la tradición tibetana, también llamado el nudo de la vida, y del amor.