TREKKING: Agosto 2008: Champaqui-Negro-La Ventana

Creo que el comienzo de Cien Años de Soledad decía algo así como: “y muchos años después frente al pelotón de fusilamiento el Coronel Aureliano Buendía recordaría aquel día en que su padre lo llevó a conocer por primera vez el hielo…” Ese magistral ejemplo de manejo de tiempos en un relato literario (presente, luego futuro y vuelta al pasado) transcurre en una ciudad imaginaria en alguna parte de la selva Sudamericana llamada…  Macondo. Así como el bravo General Buendía tenía su pueblo natal al que siempre regresar por un merecido descanso…  literalmente hablando, nosotros tenemos a nuestro Macondo!! Nada más que de pizas, pastas y ricos platos típicos y foráneos. Excelente!! Solo para hacerle un poco de propaganda, voy a decir que está en Villa Las Rosas (Traslasierra)…  y es atendido, no por un personaje, un personajón al que le hacemos renegar cada vez que de a veinte arribamos a su particularmente decorado restaurant. Será por eso que no tiene pelos? Naaa…   hay una foto en la pared (lengua afuera) en su juventud que lo deschava… búsquenla! El hecho es, que luego de caminar por tres días, subiendo, bajando, y sobre el filo (ni al costado, ni a la izquierda, ni mas allá ni menos acá, por el filo!) de la cadena montañosa mas alta de Córdoba, uniendo los dos cerros más altos de la provincia, el Champaquí y el Negro (o Totora) para bajar por el Cerro La Ventana, con -5º a -10º de noche, y +25º de día, bajando con el sol de frente (así también tengo colorada la cara..),  y durante tres días vagando de aquí para allá (totalmente adrede, y conste que les avisé, eh!!) lo único que me motiva psicológicamente a seguir, es imaginarme el rico lomito con papas que me voy a cenar “apenas baje” a Villa Las Rosas… Atrás quedó para la anécdota el enlace entre el Negro y el Champa balconeando por una pendiente con una visual de 1500msnm de desnivel, el extravío de una flamante cámara de fotos de cierto y experimentado guía con la consiguiente pérdida de tiempo… (pss!!),  la nariz sangrante de la “habitué-cabra-andina-transerrana”, Agustín T. y así descubrir que es humano (por como trepa ya algunos pensábamos que era extraterrestre), o la reparadora cena el domingo en el histórico refugio Marcos Domínguez.

Lamentablemente hay que relatar con pesar que Doña Rosa, la encargada del puesto que con diligencia durante tantos años nos ha ofrecido su hospitalidad en nuestro raudo pasar, nos ha privado de su presencia desde el pasado 29 de julio.

Para bien (para los que piensen que es bueno que todos puedan llegar y conocer los bonitos lugares de nuestras sierras), o para mal (los que quieren disfrutar en soledad la montaña), la cima del Champaquí el domingo a la mañana arrojó los siguientes comentarios: “esto se parece a la Bristol el quince de enero con treinta grados a la sombra –Gillermo – BairesDixit”, “se parece a la Balcarce un sábado a la noche – Manuel – SaltaDixit, “parece el puesto fronterizo de Villazón, cualquier día del año – Marcos – BoliviaDixit”  “noo, parece el Patio Olmos luego del triunfo de la Selecciòn– Agustin C. – CórdobaDixit”, “¿no será Plaza de Mulas, en el Aconcagua, la próxima temporada luego del programa de Julián Weich…?  (maldita sea Julián!!, yo-dixit), “eto se ta degenerando –Nino – ParaguayDixit”, o “essstooo noo puedeeee ser – Lucio, de acá la vuelta nomás, pero importado de Rosario-Dixit”.En el fondo con lo que siempre me quedo en el recuerdo, no son los lugares ni los paisajes, ni las vistas…  son las compañías, que ya a esta altura, más que compañeros de marcha, son grandes amigos.

A todos los amantes de los desniveles, feliz mes del montañista! Y en ello incluyo no solo a los que intentamos caminar por la canaleta del Aconcagua a 6500msnm, los que pasean por el Negrito en Tucumán a pesar de la demoledora puna, los que solamente van a los Parques Nacionales en los que se encuentren sus senderos bien apachetados (señalizados), o los que tienen en el fondo de escritorio en la Pc de su trabajo una imagen de alguna montaña, y mascullan entre sus dientes: en cuanto mi jefe me siga jorobando lo largo todo, me voy con estos tarados del Club Andino, y hasta el lunes no me ven!! 

Y yo te pregunto entonces: ¿Qué coños estás esperando para venir los miércoles a visitarnos al Club, comer una pizza y programar la próxima salida? Abrazos a todos! Ignacio Respuela

trekking@clubandinocordoba.org