TREKKING: Desde la Quebrada del Batan a las Nacientes del Rio Icho Cruz (fotos y relato)

Invisible al automovilista, nos insertamos en la Quebrada de Batán. Vulnerable, expuesta y desnuda; sólo en el cauce del río se percibe algún rasgo de su intimidad al resguardo de sus abismos. Nosotros, respetuosos de su ser casi agonizante, nos adentramos sigilosamente en su profundidad. Disfrutamos de su angustiosa calma y recorrimos sus rincones más reservados, cruzamos al otro balcón, al que tienen acceso personas con cierta necesidad de un cambio de tensión superficial. Desde ahí podemos ver algunos automovilistas a los que le había agitado su curiosidad un cartel que decía “Quebrada de Batán”.

Éstos se asomaban tímida y  escuetamente, todavía con su inercia vertiginosa de la ciudad.

Dejamos el balcón y nos hicimos la marcha hacía nuestro próximo campamento donde conviven el camino de los puentes colgantes, con un recodo del arroyo que nos albergó con suma amabilidad.

El segundo día “Nacientes del  Río Icho Cruz”: frase poco prometedora para mí. Tras caminar unos pocos metros hacia el oeste, traspasamos un filo y se abrió un vallecito. Visitar ese lugar por primera vez, descubrir un vacío, donde se supone la masa de Achala. Un intersticio en la roca; antes, para mí, inexistente. Rápidamente fuimos adentrándonos en la depresión hasta el fondo, caminamos por el cauce del río; de repente, una fosa en su curso, inmensa, oscura y abismal; abriendo la imaginación si se pensaba en ingresar en ella. Algunos osaron hacerlo. Algunos osaron en atrapar a su huésped, sin éxito. Mucha contemplación y esparcimiento. Quedaba ver como era posible que ese río encaraba tan agresivamente a la montaña; sí, como un puñal traidor, el río, el río lastima a su propia madre, abriendo una letal herida que escarba en las entrañas mismas de quien le da la vida.

Hacia allí fuimos impulsados por la ira gravitacional de su torrente. Llegamos al punto donde otros afluentes se hacían cómplices y potenciaba el acto criminal.

Nos quedamos ahí mismo, resistiendo la presión, atónitos, oprimidos. Fortaleciendo la coraza sinestésica, para no sentir que jirones de tiempo se desgarraban de tu ser, sin poder hacer nada, solo contemplar. Reagrupamos, juntamos fuerzas y salimos.

Volvimos al camino emblema: calma y fortalecimiento, otro regalo más de la montaña.

 Diego “la bestia”

 

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 Caminando por la quebrada  Panorámica del río  Descansando a la sombra
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 Doctor, anti-inflamatorio  La reunión nocturna  Transformándose en la noche
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 Qué caripela!  Luego del piyama party  Atravesando los puentes colgantes
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 Escaladores en la niebla  Llegando a la cascada  Whisky!!!
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 En la olla  El espejo del agua  Buceando en la olla
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 Intento de pesca  Posando…  Intento de pose
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 Fuerza animal  Camino de regreso  Reponiendo energías